05/04/2022

Sofisticación productiva: difícil camino futuro

Escrito por Hugo Maul Rivas

Guatemala, 05 de abril del 2022

Con una participación en el PIB mundial menor al 0.1 por ciento del total, países como Guatemala, o los del resto de Centroamérica, tienen la posibilidad de abastecer ilimitadamente al mundo con sus productos y servicios y generar así incontables oportunidades de negocios y empleos. Para países como estos, participar activamente en el mercado internacional ampliando la cantidad y diversidad de sus exportaciones sigue siendo la forma más efectiva de aprovechar sus ventajas naturales: abundancia relativa de mano de obra poco calificada y cercanía geográfica con el, todavía, mayor mercado del mundo. Una visión que, además de apuntar al crecimiento de las exportaciones del país, buscaba avanzar hacia arriba en la escalera de sofisticación de la producción nacional con fines de exportación. El primer paso en esa estrategia se alcanzó con creces, reduciendo así la gran exposición que tenía la economía nacional a la volatilidad en los precios de unos cuantos productos de exportación. Actualmente la exportación de servicios, de vestuario y textiles, productos químicos y productos metálicos representa el 50 por ciento del total de exportaciones; las exportaciones totales de productos relacionados con la agricultura siguen siendo más del 40 por ciento del total. En términos generales, este primer objetivo se alcanzó satisfactoriamente: los otrora tres productos principales de exportación (café, banano y azúcar) representan en la actualidad menos del 20 por ciento de todas las exportaciones del país.

No obstante, a pesar de la novedad que significa este grado de avance en la diversificación de las exportaciones, la gran mayoría de los productos y servicios que el país exporta siguen siendo relativamente poco sofisticados cuando se les compara con otro tipo de productos y servicios más dependientes de la tecnología, conocimientos, innovaciones, investigación y desarrollo. En tal sentido, el futuro económico de la región sigue dependiendo de la posibilidad de avanzar en esta escalera de sofisticación productiva (mejoramiento industrial, en la jerga especializada). Lo cual, a su vez, depende de la capacidad que tengan las empresas nacionales para adaptarse al cambiante entorno global y a la capacidad que tenga el país para evitar que la burocracia, las regulaciones y demás cortapisas a la actividad productiva se conviertan en obstáculos insalvables que anulen las ventajas que naturalmente tiene el país. A la luz de la evidencia, pareciera que ha existido un empecinamiento sistemático por no aprovechar totalmente las oportunidades existentes o, peor aún, en destruir las ventajas que naturalmente tiene el país. A pesar de ello, el potencial sigue existiendo y, dados los cambios globales recientes, tanto o más que antes.

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