02/10/2018

Sin empleo y sin posibilidades de emigrar

La evidencia disponible revela que la migración interna se debe, sobre todo, a razones familiares y de oportunidades de empleo.

 

02 de octubre de 2018

Escrito por Hugo Maul Rivas

En la medida que se endurecen los controles migratorios en EE. UU. y se hace más cara y peligrosa la travesía hacia esa supuesta Tierra Prometida, mayor será la cantidad de guatemaltecos que migren de regiones pobres del país hacia los principales centros urbanos. Paradójicamente, aunque las oportunidades laborales en las áreas urbanas no sean óptimas y las condiciones de vida para un recién llegado puedan ser particularmente difíciles, para quienes carecen de oportunidades económicas en sus lugares de origen, trasladar su residencia a un centro urbano de gran tamaño representa mayores probabilidades de salir premiado en la “lotería del empleo”: esto es, cualquier tipo de ocupación que garantice un nivel mínimo de ingresos que no hubiera obtenido de nunca haber salido de su lugar de origen. En ese sentido, los datos de las encuestas de hogares revelan una importante correlación negativa entre las oportunidades laborales y la disponibilidad de infraestructura básica en el lugar de origen del migrante y la probabilidad que este traslade su residencia a departamentos con mayor grado de urbanización y mayor dinamismo económico, como Guatemala, Sacatepéquez, Escuintla y Santa Rosa (Lavarreda, J. y H. Maul, Migración Interna y Movilidad Laboral en Guatemala, CIEN: 2016). Departamentos cuyos centros urbanos principales, de una manera u otra, se benefician de las sinergias creadas por la Ciudad de Guatemala.

La evidencia disponible revela que la migración interna se debe, sobre todo, a razones familiares y de oportunidades de empleo; en lo que a los jefes de hogar se refiere, cerca de la mitad de todos los que emigran, interna y externamente, lo hacen en búsqueda de mejores oportunidades de trabajo. Mejores oportunidades que, en la mayoría de casos de la migración interna permanente, terminan materializándose en empleos informales en el sector de servicios o el comercio en las grandes ciudades. No obstante, en la agenda pública brilla por su ausencia la necesidad de impulsar la creación de empleo formal no agrícola en las áreas urbanas. Lo que es más grave todavía, ciertas corrientes políticas prefieren mantener cautiva a esa población en demagógicos programas sociales que propiciar condiciones que permitieran a ciertas actividades económicas estratégicas ofrecer empleo formal en gran escala. Situación que solamente se agrava cada día que pasa mientras no se tomen medidas para hacer frente a la crisis económica provocada por la caída en los precios de los principales productos agrícolas de exportación, la precaria situación económica en regiones golpeadas por cuestiones climáticas o desastres naturales y las poco competitivas condiciones que afrontan la mayoría de empresas guatemaltecas que tienen todavía alguna posibilidad de generar empleo formal.

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