22/07/2015

Sin dobleces

Nos encontramos en una encrucijada muy grande, quizás la más trascendente en los dos siglos de la vida independiente de nuestro amado país. Enfrentamos una crisis política e institucional que nos debe llevar a acciones urgentes para modificar las leyes, y reformar las instituciones básicas que enmarcan las actuaciones de la sociedad.

En primer lugar, es necesario fortalecer el cumplimiento del Estado de derecho, es decir que tengamos reglas de cumplimiento general, aplicables a todos los ciudadanos por igual, sin discriminación ni privilegios. La reforma del sistema de justicia es fundamental, buscando que los jueces sean independientes y con altos estándares éticos. En segundo lugar, contar con una Contraloría General de Cuentas que lleve a cabo su labor con mecanismos efectivos, para garantizar la transparencia en el uso de los recursos por parte de las entidades gubernamentales, responsables de la ejecución de los planes y programas, conforme a las políticas públicas respectivas. Realizar una reingeniería y revisión de sus procesos de gestión resulta prioritario, con el fin de que pueda detectar rápidamente casos de corrupción y malversación de los fondos. Es imprescindible que haya una sanción o castigo para quien comete actos de corrupción, de modo que se perciba que si se hace algo incorrecto se recibe un castigo.

La reforma a la Ley Electoral y de Partidos Políticos se ha convertido en la primera actividad a cargo del Congreso de la República. Necesitamos un marco legal que permita contar con partidos representativos, fortalecidos, formados por personas cuya ética y compromiso con el desarrollo del país sea una condición básica. Las municipalidades son el gobierno más cercano a los ciudadanos, con capacidad para atender los servicios y necesidades de la población. De allí la importancia de que los recursos municipales se destinen a mejorar las condiciones para promover el desarrollo económico y social de la comunidad. Los candidatos a puestos en las corporaciones municipales deben pasar principalmente el criterio de idoneidad en cuanto a su honradez, honestidad y capacidad. No basta con ser un buen orador, sino se requiere administrar con probidad, rindiendo cuentas a los electores, con base en los planes que se presenten a los votantes. Debemos apostarle a la descentralización, pero enmarcando la administración municipal en la rendición de cuentas a la comunidad.

Además del cambio en las instituciones básicas necesitamos fortalecer la ética y los valores en todos los ciudadanos, comenzando por los niños y jóvenes. El cumplimiento de las normas, la participación ciudadana con responsabilidad, el emprendimiento para apoyar el desarrollo económico y social de su comunidad, así como el fortalecimiento de habilidades como trabajo en equipo, son fundamentales, especialmente en los últimos grados de la primaria y la secundaria. El ejemplo de los docentes es importante para los alumnos, por ello el cumplimiento del horario de clases se convierte en un elemento pedagógico fundamental, en el cual la responsabilidad y la puntualidad se ponen en práctica. Desde hace algunos años se ha implementado el Programa Nacional de Valores, pero su implementación debe ser vivencial, no solamente una teoría escrita en papel. Allí, también hay un papel fundamental por parte de las familias en la formación de valores.

El liderazgo claro es importante para realizar las reformas requeridas, que deberán pasar por una revisión de los procedimientos y contrataciones de personal de las instituciones de Gobierno, así como también mejorar la gestión en los ministerios y entidades ejecutoras, con el fin de centrarnos en la búsqueda de objetivos y metas, pero con procesos transparentes y que ejecuten con austeridad.

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