23/02/2021

Sector eléctrico y desarrollo

Escrito por: Hugo Maul R.

Guatemala, 23 de febrero del 2021

Aspirar siempre a una situación mejor es algo propio de la naturaleza humana; no solo sería extraño, sino, probablemente, contraproducente para el bienestar de la sociedad no esforzarse siempre por buscar algo mejor. No obstante, en esa lucha cotidiana es siempre importante no perder de vista el punto de partida. Como bien dice la economista Deirdre McCloskey, la esperanza siempre apunta hacia el futuro mejor; en cierto sentido, es como la flor que eventualmente nacerá de una planta. Las fe, en esta metáfora, sería las raíces de la planta; los principios que la sostienen sobre la tierra y que le permiten obtener los nutrientes necesarios para que la flor crezca. Sirva esta pequeña reflexión como preámbulo para buscar un adecuado balance en un delicado tema que cada vez cobra más interés político: el futuro del sector eléctrico en la región.

Basta con ver lo que está sucediendo ahora con México para comprender el tipo de riesgos en los que se incurre cuando no se presta suficiente atención a lo que se ha logrado en esta materia durante las últimas décadas y la atención se enfoca solamente en hipotéticas situaciones ideales. En lugar de compararse con lo que sucede en países más desarrollados y con otro tipo de condiciones de partida, habría que compararse contra la situación que reinaba en el país antes de esta reforma y reconocer que se ha avanzado bastante en la dirección correcta. Aunque la situación actual no es perfecta, se olvidan quienes quisieran dar marcha atrás en las reformas, de los interminables y constantes apagones; de los groseros niveles de endeudamiento público que provocó la monopolización estatal de este sector; la escandalosa corrupción alrededor de la participación del gobierno en este tipo de proyectos; y la impotencia de los ciudadanos frente a la burocracia del sector.

Es decir, toda la atención se pone en la belleza de la hipotética flor que algún día debería crecer en la planta, pero se olvida por completo la importancia que tienen las raíces en este proceso. Ahora, cuando las condiciones de cobertura han mejorado dramáticamente, resulta fácil denunciar cobertura universal del servicio; ahora que se tiene el suministro garantizado a los precios actuales, resulta fácil denunciar que los precios no han bajado lo suficiente; ahora que existen vastas inversiones en el sector que no han costado un centavo al sector público, resulta fácil hablar de nacionalizar y monopolizar nuevamente el servicio. Como bien dice la autora referida, “si la planta carece de raíces, no podrá crecer y dar flores”; pero también, “sin flores, la planta está atrapada en el suelo”. El desafío consiste en fortalecer las raíces para ver pronto la bella flor.

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