Incluso, en algunos casos, las medidas van en contra de lo que demandarían las circunstancias.
Inexorablemente, siempe que se analizan las perspectivas económicas del país para el futuro inmediato, resulta obligado prestar especial atención a las condiciones externas para entender qué podría suceder con las principales variables económicas. No podría ser de otra forma, no en balde Guatemala constituye el típico caso de lo que la literatura identifica como una «pequeña economía dependiente», es decir, un país totalmente abierto a los flujos comerciales y financieros globales e incapaz de alterar las condiciones existentes en los distintos mercados internacionales. De esa cuenta, en el corto plazo, el destino económico de países como Guatemala se ve determinado por lo que sucede con variables como los precios internacionales de los productos de exportación, el precio mundial del petróleo, las tasas internacionales de interés, el crecimiento económico en el mundo desarrollado y los flujos financieros netos de inversión, deuda y remesas.
Durante los últimos años, por ejemplo, el país se ha visto beneficiado de la drástica reducción en los precios internacionales del pretróleo y sus derivados, de la recuperación de la economía estadounidense y el crecimiento constante de las remesas internacionales, factoes que han influido positivamente en los niveles de gasto de la economía guatemalteca y las tasas de crecimiento observadas. Lamentablemente, más allá del impacto positivo de estos factores externos, no sobresale de manera positiva y significativa ninguna otra variable económica de orden doméstico. En otras palabras, la relativa medianamente buena situación económica que todavía prevalece se origina en factores ajenos a la política económica nacional. El año 2017 promete no ser muy diferente al 2016, salvo la posibilidad real que algunas de estas condiciones externans podrían cambiar de forma negativa para Guatemala. Este es el caso del aumento en las tasas internacionales de interés que empiezan ya a manifestarse; posibles reducciones adicionales en los precios de los principales productos de exportación y elevación de los precios del petróleo; así como cambios en el patrón de ingresos de remesas internacionales producto de cambios en la política migratoria del nuevo gobierno estadounidense.
Un escenario, que de llegar a materializarse, obligaría a revisar hacía la baja la mayoría de pronósticos económicos para 2017 y demandría un plan de ajuste por parte de la política económica. Sin embargo, al día de hoy, salvo por los planteamientos del Banguat ante la posibilidad, no se vislumbra un plan de acción de corto plazo por parte de las autoridades económicas respectivas. Incluso, en algunso casos las medidas van en contra de lo que demandarían las circunstancias. Ya sea que tal escenario se materialice o no, en ausencia de un plan de acción en este sentido, no hay razón alguna para pensar que puedan mejorar las condiocnes para generar empleo, atracción de nueva inversión extranjera, desarrollo de nuevas oportunidades de negocios y, en general, mejoras en el nivel de vida de los guatemaltecos.
Nota publicada en El Periódico: http://elperiodico.com.gt/opinion/2016/12/20/riesgos-economicos-para-2017/