Escrito por: Hugo Maul Rivas
Guatemala 04 de octubre del 2022
Independientemente de la opinión que pueda tenerse sobre López Obrador, no deja de sorprender su anuncio que “si … [pueden] bajar la inflación, si hay una tendencia a la baja… [pueden] empezar el análisis sobre el aumento [al salario mínimo]”. Premisa que, de ser observada a cabalidad, por consecuencia lógica, llevaría a concluir que no se revisaría hacia el alza el salario mínimo mientras la tasa inflación no retroceda. Probablemente, López Obrador recuerde todavía los episodios de los años setenta y ochenta: aumentar los salarios por decreto durante un período de aceleración inflacionaria equivale a “echar leña al fuego”. Estos aumentos no solo provocan aumentos en los costos de operación de las empresas sino que afectan negativamente las expectativas de inflación entre los agentes económicos. En la medida que las condiciones competitivas dentro de los mercados que operan se los permita, los empresarios intentarán trasladar al consumidor parte de este aumento en los costos laborales. Aunque propiamente no se trate de un aumento de precios generalizado y sostenido en el tiempo, la sola posibilidad de dicha traslación de costos hacia los consumidores afecta negativamente las expectativas de inflación de los agentes económicos. Pudiendo iniciarse así un ciclo de realimentación entre inflación y salarios que, de no romperse, puede dar vida propia al fenómeno inflacionario.
Sabe bien AMLO que aumentar los salarios mínimos con la vista puesta en el “retrovisor inflacionario” no es la mejor forma de proteger el empleo y los ingresos. Más que poner toda la atención en las tasas de inflación del año inmediato anterior, es importante evaluar las condiciones de precios que se espera prevalezcan a mediano plazo en la economía. De manera que el aumento resultante al salario mínimo, una vez controlada la escalada actual de precios, sea “lo suficientemente justo para las y los trabajadores del país y a al mismo tiempo debería evitar un incremento en la inflación”, argumento López Obrador. Sin más elementos de análisis, bastante razón tiene López Obrador al condicionar el aumento del salario mínimo al abatimiento de las presiones inflacionarias. Otros “veinte pesos” son los méritos técnicos y tintes populistas del Acuerdo de Apertura contra la Inflación y la Carestía, plan mediante el cual su gobierno pretende reducir los niveles de inflación. En todo caso, si hay que atenerse a los ofrecimientos que ha hecho, queda claro que el aumenta queda condicionada a “los resultados… sobre inflación, y a partir de ahí [se] decidi[rá] sobre salarios”. Esta forma de abordar la revisión al salario mínimo resulta más pragmática que ideológica y constituye una importante lección para los países que se encuentran en la misma coyuntura en materia salarial.