Escrito por Hugo Maul Rivas
Guatemala, 21 de junio del 2022
“El comienzo de los años setenta coincidió con una serie de conmociones externas a Centroamérica [la región se vio afectada por] el “pronunciado aumento de los precios mundiales, agravado por la crisis petrolera de 1973/74. Las repúblicas centroamericanas, entre las economías más abiertas del mundo importaron inflación, la cual llegó a niveles que habían sido inauditos en más de dos décadas”. Escenario al que se sumó una crisis fiscal de grandes proporciones que tuvo sus raíces en la ampliación del gasto público por encima de las posibilidades de recaudación. Aumento que tuvo sus orígenes en el incremento de la inversión pública para mejorar la infraestructura vial y eléctrica y reconstruir los daños provocados por los desastres naturales, así como para incrementar los salarios en el sector público y transferir recursos a diversos grupos poblacionales. Los subsidios a los servicios públicos, el despilfarro y la corrupción añadieron también su parte a la problemática existente. Episodio que Víctor Bulmer-Thomas, en el Capítulo X del libro “La Economía Política de Centroamérica desde 1920” describe ampliamente y a quien corresponden las partes entrecomilladas en este texto.
Hoy, cincuenta años después, la región vive una situación parecida: el precio del petróleo se ha duplicado desde finales de 2019; la inflación internacional ha alcanzado niveles no vistos desde la década de los setenta. Además, como consecuencia de los planes económicos para afrontar la pandemia y los efectos del encarecimiento de los combustibles, el gasto y la deuda pública en la región han aumentado de forma dramática. La crisis fiscal a la que se refiere este autor ocurre, finalmente, como consecuencia del “aumento en los precios del petróleo y en las tasas mundiales de interés y [una] creciente incertidumbre en los mercados internacionales de capital”. “Desafortunadamente”, concluye este autor, ”la fase irresponsable del comportamiento del endeudamiento… correspondió precisamente al período en que se necesitaba tener moderación”. Sobre todo, en lo que concierne a los límites de la política fiscal ante graves perturbaciones externas en un contexto de deterioro de las condiciones internacionales que “no se podía considerar como temporal; además que la economía mundial y la renovación del monetarismo sugerían el aumento en las tasas de interés podría no ser tampoco temporal”. Aunque cada episodio histórico es irrepetible, los paralelismos entre la situación actual y la de aquel entonces son notables y bien pudieran servir para comprender mejor los riesgos que conlleva la estrategia que muchos países están tomando ahora; este episodio histórico contiene importantes lecciones de economía política para la encrucijada actual.