Escrito por: Hugo Maul Rivas
Guatemala, 30 de octubre del 2019
El ascenso de López Obrador al poder, el regreso del Kirchnerismo a la Argentina, la (cuestionada) victoria de Evo en Bolivia y el descontento social en Chile han servido de combustible para un sinfín de análisis sobre lo que el futuro depara a América Latina. Interpretaciones que giran en torno a la derrota final del neoliberalismo. En tal sentido, muchas de estas interpretaciones pueden resumirse en un total repudio a lo que consideran el símbolo más claro del neoliberalismo: el Consenso de Washigton. En este orden de cosas, tal como lo dijera ayer en el diario El Universal, Carlos Urzúa, ex-Secretario de Hacienda del actual gobierno de México, es importante destacar que, incluso un político populista como López Obrador, crítica al neoliberalismo del diente al labio. Según este economista mexicano, la Cuarta Transformación –4T– liderada por AMLO, no tiene problema alguno con respetar disciplina fiscal; mantener un tipo de cambio competitivo; permitir que las tasas de interés las determine el mercado; redireccionar el gasto público hacia la salud y la educación; favorecer la apertura comercial; atraer inversión extranjera; promover la competencia; garantizar la seguridad jurídica de la propiedad; garantizar la autonomía del banco central; negociar acuerdos de libre comercio; y permitir la libertad de asociación laboral.
Según Urzúa, a lo único que se opone AMLO es a la ampliación de la base tributaria y a la privatización de las empresas públicas; como bien dice este autor, la 4T aprueba el examen del Consenso de Washington, “y casi con honores”. Es decir, por más populista que sea AMLO en ciertos aspectos de su política social y económica, pareciera no tener problema alguno con las bases fundamentales a las que apunta el referido consenso. Por el bien de los mexicanos, ojalá no sucumba este líder mexicano a las “brisas bolivarianas” y termine negando las bases fundamentales sobre las cuales descansa un sistema económico sólido. Cuestión, por lo que parece, no puede decirse del futuro gobierno argentino o de las creencias de las facciones más radicales dentro de los movimientos populares y sociales de la región. Parafraseando un “meme” que circulaba ayer sobre los resultados de las elecciones en Argentina, pareciera que “América Latina es la única región en el mundo en donde, con tal de salir de los gobiernos que no han podido solucionar los problemas de los países, los pueblos llevan al poder nuevamente a quienes los ocasionaron”.