14/02/2023

Reformas a Medias

Escrita por Hugo Maul Rivas

Guatemala, 14 de febrero del 2023

A finales de los años 80`s el país se vio obligado a realizar un conjunto de reformas con el objetivo de “estabilizar” la macroeconomía. Los excesos en materia de de gasto público, endeudamiento y distorsiones económicas de la primera mitad de esa década, sumada a las Crisis de la Deuda en América Latina, obligaron a las autoridades a tomar medidas drásticas, pero necesarias: liberar a la economía de precios “mentirosos”, especialmente en lo que respecta al tipo de cambio y la tasa de interés; combatir el elevado nivel de la inflación; reducir el déficit fiscal; eliminar controles de precios en mercados clave; etcétera. En los 90´s el tema económico de moda fue el de las “reformas estructurales”; la necesidad de mejorar, en el lenguaje de aquel tiempo, la productividad y eficiencia de la economía; someter a la estructura económica nacional a la disciplina de la competencia internacional, por medio de la reducción de impuestos de importación; promover la apertura interna de mercados, por medio de la desregulación y desmonopolización de mercados anteriormente controlados por el gobierno o sus empresas públicas; desarrollo de nueva infraestructura productiva; etcétera.

En la primera década del siglo XXI el tema principal fue de las reformas institucionales; la mejora y fortalecimiento de las “reglas del juego” y de las instituciones clave para garantizar la certeza jurídica, el respeto a la propiedad y el funcionamiento eficiente del mercado y del sector público. Visión que llevó a que el país se embarcara en temáticas como la Reforma del Estado; promoción de la transparencia; combate a la corrupción; los Objetivos del Milenio, de la ONU; descentralización y desconcentración del poder político y los recursos del Estado; negociación de tratados de libre comercio; combate a la pobreza; etcétera. Más recientemente, todo lo relativo a la Agenda 2030; la investigación y desarrollo e innovación; nearshoring y cadenas de valor; etcétera. Como se deduce de esto, iniciativas de reforma no han faltado a lo largo de los años; culminar y perfeccionar las mismas es un asunto distinto. Una situación que debe ser reconocida antes de pretender subirse a cualquier “nueva ola” que pudiera surgir en el futuro próximo. Cómo mínimo, antes que volver a intentar a inventar el “agua azucarada”, habría que reconocer que existen muchas iniciativas de reforma en diversas áreas que ameritarían ser retomadas, perfeccionadas y completadas. Luego evaluar el estado de cada una de ellas y comprometerse con culminar las mismas. El país no puede seguir atrapado entre instituciones débiles; reformas a medias; carencia de una visión compartida acerca del modelo de desarrollo; oportunismo político; polarización; conflictividad; etcétera.

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