26/08/2021

Rebote económico y aceleración de contagios

Escrito por: Hugo Maul Rivas

Guatemala, 26 de agosto del 2021

La más reciente revisión de los pronósticos del Banguat apunta a una meta de crecimiento económico del 6 por ciento, tasa de crecimiento que no se alcanzaba desde el año 2007 y que constituye la tercera tasa de crecimiento más alta en los últimos 44 años. ¿Razón suficiente para echar las campanas al vuelo? Sí y no. Sí, porque después de lo que vivió la economía el año pasado, una recuperación económica de esta magnitud, desde cualquier ángulo que se desee ver, es una buena noticia. Recuperar el bienestar económico perdido, aunque no el tiempo perdido, es una buena noticia. Sin embargo, dicha aceleración de la tasa de crecimiento no se explica por un cambio sustancial y sostenible en la estructura económica del país; buena parte de este crecimiento económico durante 2021 se explica en la fuerte recuperación de la economía estadunidense y, junto con ella, de las exportaciones del país y el ingreso de remesas. En términos sencillos, buena parte de esta recuperación económica es producto de un “efecto rebote”: la recuperación en “V” de la que tanto se hablaba el año pasado. Desde esta última perspectiva, el referido rebote no significa mayor cosa desde la perspectiva de las posibilidades de crecimiento de largo plazo de la economía. Tal como lo muestran las proyecciones del Banguat, una vez el “agua vuelve a su nivel”, la trayectoria de la economía sigue condicionada por la estructura existente en 2019.

Ahora bien, desde la perspectiva del corto plazo no todo está ganado. Al final de cuentas, se trata de proyecciones que dependen de variables claves que afectan el acontecer económico, tal como el impacto económico del COVID-19. Este impacto, como se atestiguó el año pasado, depende, por un lado, del grado de movilidad que exista para el transporte de personas y mercancías en el país. La evidencia ahora disponible demuestra que la severidad de los confinamientos es la variable que más afecta negativamente la evolución de la economía: mientras menores sean las restricciones para la movilidad, menor el impacto negativo sobre la economía. Sin embargo, a mayor grado de movilidad, mayores niveles de contagios y, en consecuencia, mayor el impacto económico en términos de pérdidas de productividad, gastos médicos no planificados y vidas perdidas. En tal sentido, salvo que la velocidad y cobertura de la vacunación aumente de manera ostensible, la reciente aceleración de contagios proyecta una fuerte sombra sobre las proyecciones de crecimiento para 2021 y 2022 debido a que resulta muy difícil descartar un eventual endurecimiento de las medidas que hasta ahora se vienen utilizando. En otras palabras, la “moneda sigue en el aire”, pero está en manos de todos ganarle la apuesta a la pandemia.

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