Cuando solamente se asigna el 18.2 por ciento del Presupuesto Total de Egresos a los resultados que más valoran los guatemaltecos algo anda mal.
13 de noviembre del 2018
Escrito por: Hugo Maul Rivas
Según el Análisis del Proyecto de Presupuesto de Ingreso y Egresos del Estado: Ejercicio Fiscal 2019, del CIEN, en este proyecto se establecen catorce Resultados Estratégicos de País (REP) con una asignación presupuestaria de Q.16.3 millardos. Un monto relativamente bajo cuando se compara con los cerca de Q90 millardos de la propuesta original. Si los restantes Q75 millardos de gastos no contribuyen en nada en el logro de los resultados más valiosos para los guatemaltecos, algo no está funcionando bien. A pesar que, según SEGEPLAN y el MINFIN, desde 2012 se viene poniendo en práctica la Gestión por Resultados (GpR) dentro de la administración pública, el presupuesto público todavía no refleja los resultados de este esfuerzo. Si bien este nuevo enfoque “centra su atención en el ciudadano y las necesidades que éste valora para su desarrollo”, todo indica que el sector público sigue gastando sin tener claro cómo dicho gasto ayuda a producir los resultados deseados, y; se rinden cuentas financieras en función de lo que se gasta y no en función de la efectividad del gasto para mejorar el bienestar de los ciudadanos.
Una primera explicación de esta contradicción es que los Resultados Estratégicos de País realmente no lo sean, algo poco probable ya que estos incluyen importantes mejoras en los indicadores sociales, de seguridad y económicos que más importan a los ciudadanos. Otra posibilidad es que los responsables de construir estos resultados y presupuestarlos no tengan la menor idea de cómo utilizar los recursos públicos para alcanzar los resultados deseados, algo bastante probable dada la imposibilidad de plantear modelos lógicos sólidos que asocien las intervenciones públicas con la producción de los resultados deseados. Sin embargo, si este fuera el caso, no habría justificación alguna para gastar más de Q16 millardos en lo que el gobierno hace. Una tercer posibilidad, la más plausible de todas, es que el sector público guatemalteco gaste por gastar; no importa que no existan resultados valiosos para la población que justifiquen el gasto, tampoco que se carezca de modelos conceptuales que asocien los recursos utilizados con la producción de esos resultados, los recursos igual se gastan. Aunque a nivel conceptual la GpR representa una considerable mejora respecto de la forma tradicional de planificación, presupuestación, ejecución y evaluación del gasto público, en la práctica, todavía hace falta un largo camino por andar. Cuando solamente se asigna el 18.2 por ciento del Presupuesto Total de Egresos a los resultados que más valoran los guatemaltecos algo anda mal. ¿En qué se gasta el resto de los recursos públicos? Cuestiones poco valiosas para la población. ¿Qué obtienen a cambio los guatemaltecos del 81.8 por ciento restante? Probablemente, nada.