Escrito por: Hugo Maul Rivas
Guatemala, 04 de enero del 2022
Las cifras de cierre de la economía durante el año 2021 resultan esperanzadoras, al mismo tiempo que desconcertantes. Esperanzadoras, en el sentido de haberse alcanzado un ritmo de recuperación económica que se consideraba muy poco factible hace 12 o 15 meses atrás. Desconcertantes, en el sentido de que tales resultados desafían ciertas condiciones mínimas que se consideraban eran factores clave para determinar la marcha de la economía durante 2021. Por ejemplo, la aparición de las vacunas en el escenario mundial modificó profundamente las expectativas económicas existentes hasta ese entonces; las sombrías expectativas existentes empezaron a dar un paulatino y positivo vuelco. Al fin se veía una luz al final del túnel. Por fin había un factor real que permitía darle sentido al incierto panorama reinante. Se vislumbraba una salida al dilema salvar vidas o salvar los medios para ganarse la vida; la vacuna permitía hacer realidad ambos objetivos. En la medida que la velocidad de la vacunación permitiera alcanzar a grandes proporciones de la población mundial, era posible pensar en una rápida recuperación, tipo “V”. No obstante, incluso países como Guatemala, que iniciaron tarde sus programas de vacunación y que no lograron apegarse a estrictos cronogramas de cumplimiento, terminaron experimentando importantes niveles de recuperación económica. Aunque la vacuna terminó siendo muy importante para la recuperación económica, al final no terminó siendo el único factor decisivo.
Al final, según parece, la combinación entre buena fortuna, vacunación, responsabilidad individual y asumir riesgos calculados terminó siendo la fórmula que mejor funcionó, económicamente hablando. Una importante lección que habrá que tener en cuenta durante este 2022, especialmente cuando ómicron haga su debut oficial e inicie, muy probablemente, una nueva oleada de contagios. Aunque el panorama no sea muy alentador, la lección aprendida el año pasado hace pensar en que su impacto económico no termine siendo tan negativo como se pudiera pensar, lo cual no quiere decir que no se debe seguir insistiendo en la necesidad de tomar medidas preventivas, sino reconocer que, ante el cansancio generalizado de la población y dadas las características de esta nueva variante, tal vez lo más aconsejable sea seguir con la estrategia de tomar riesgos calculados y seguir permitiendo el gradual retorno hacia lo normalidad económica durante 2022. Cuestión que, a pesar de ser un logro importante, simplemente significa que todas aquellas tareas y desafíos pendiente en materia de desarrollo económico que no se pudieron atender como se debía durante estos dos últimos años deberían convertirse en el principal objetivo del gobierno de turno en los dos años que todavía tiene por delante.