26/11/2019

No es la economía chilena

Escrito por: Hugo Maul Rivas

Guatemala, 26 de noviembre del 2019

La crisis que sacude a Chile desde hace varias semanas atrás ha generado un torbellino de interpretaciones que, muchas veces, dejan al lector más confundido que antes. Lecturas extremistas, muchas veces mediadas por densos velos ideológicos, abundan en los medios y las redes sociales; posturas extremas que, como dicen Z. Baumann, hacen que las personas miren “sin llegar a ver”. Quizá sea muy pronto para sacar conclusiones definitivas acerca de la crisis social que sacude a Chile; fenómenos de este tipo suelen comprenderse mejor después de un tiempo, cuando se han asentado ya las densas polvaredas provocadas por las batallas ideológicas. A estas alturas del conflicto, lo único cierto son los resultados económicos alcanzados por la economía chilena durante las últimas tres décadas y media; por ejemplo, en lo que al ingreso per cápita se refiere, el crecimiento experimentado en Chile durante este período es mayor al que experimentaron el resto de países del continente, incluidos EE. UU. y Canadá, y cerca del doble al que experimentaron Colombia, México o Brasil. En lo que a la desigualdad se refiere, medida por el controversial Índice de Gini, se redujo en casi 20 por ciento durante este período. La combinación de estos factores, sumada a efectivas políticas sociales, lograron reducir la pobreza a los niveles más bajos que los de EE. UU. y similares a los de Japón. Los chilenos tienen hoy una expectativa de vida superior a la de Uruguay, Costa Rica y EE. UU.

En lo que a percepción de la corrupción se refiere, según las mediciones de Transparencia Internacional, Chile se encuentra dentro de los 30 países menos corruptos del globo; hasta el 2015, segundo año del segundo período de la Bachelet, Chile tenía scores similares a los de Uruguay, momento a partir del cual sufre un leve descenso hasta este entonces. En lo que a libertad de prensa se refiere, Chile supera a EE. UU. y solamente es aventajado por Uruguay y Costa Rica. Es bastante probable que la razón del descontento social sean las expectativas frustradas por parte de la población, que un rechazo a un modelo económico que ha dado mejores resultados que todos los experimentos realizados a lo largo y ancho del continente en los últimos cuarenta años. Posiblemente los chilenos asumieron que la convergencia hacia niveles de ingreso y desigualdad similares a los de los países más exitosos de Europa estaba garantizada; cuestión que no resultó así dado el desplome del precio de las materias primas y el agotamiento de un modelo económico que no logró dar el salto que dieron los Tigres Asiáticos en su momento. En todo caso, juzgando la experiencia chilena respecto del comportamiento promedio latinoamericano, el modelo económico chileno dista mucho de ser un fracaso como algunas versiones ideológicas radicales lo han querido presentar.

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