La Comisión Nacional del Salario terminará pasando “la papa caliente” de la fijación del salario mínimo al Presidente
18 de diciembre del 2018
Escrito por: Hugo Maul Rivas
Difícil decisión aguarda al Presidente; como siempre ocurre, y seguirá sucediendo mientras el mecanismo no cambie, la Comisión Nacional del Salario terminará pasando “la papa caliente” de la fijación del salario mínimo al Presidente. Recurso de última instancia que ha dejado a las veleidades de la política una decisión que debería estar supeditada a criterios técnicos. La fijación del salario mínimo anual en base a criterios políticos, como lo demuestra la historia reciente en Guatemala, hace prácticamente imposible anticipar el comportamiento futuro de los costos laborales, especialmente en aquellas actividades productivas en donde la mayor parte de trabajadores se encuentra precisamente en el umbral del mínimo. Además de dejar abierta la puerta para la demagogia en materia salarial. Factores críticos que solo terminan por acrecentar la falta de certeza jurídica para hacer negocios en el país. Quiérase o no, circunstancias que gravitan en contra del atractivo para realizar negocios centrados en la relativa abundancia de mano de obra en el país, limitando no solo el monto del capital que los inversionistas están dispuestos a arriesgar sino también el tipo de inversiones que pueden ser rentables. Por otro lado, a los perniciosos efectos de esta incertidumbre hay que sumar el elevado nivel del mínimo en relación a países vecinos y el nivel de salarios que gana la mayoría de la población.
Al unir incertidumbre en el mecanismo de fijación y elevado nivel del salario mínimo, es natural que las empresas busquen activamente cómo sustituir trabajadores por máquinas, siempre que el proceso productivo lo permita y las condiciones de venta de los productos lo requieran. Cuando tal sustitución no es factible, solo queda optar por la informalización del empleo, si las condiciones competitivas y regulatorias lo permiten, o no invertir en actividades productivas que no generen suficiente valor agregado para afrontar el pago del mínimo y los riesgos de aumentos fuera de toda lógica. En ambos casos, son las personas con menos capacitación, experiencia, niveles de educación y productividad las que salen perjudicadas: los menos, por de pronto y no por mucho tiempo más, por que pierden sus trabajos frente a las máquinas; lo más, por que no consiguen un puesto de trabajo en que se justifique el pago del mínimo dado el valor agregado del proceso productivo y lo que ellos aportan al mismo. Queriendo reducir la pobreza por decreto y manipulando políticamente el salario solo se ha logrado encarecer la contratación de trabajadores, dificultar la creación de nuevos puestos de trabajo y generar expectativas imposibles para millones de guatemaltecos. Lo que menos se necesita en estos momentos es “otro ladrillo en esta pared”.