04/06/2019

Migración interna: tema en el olvido

Escrito por: Hugo Maul Rivas

Guatemala, 04 de junio del 2019

La importancia de la migración hacia los EE. UU. es indiscutible. Ya sea por el monto de remesas internacionales que este fenómeno aporta día con día; por el drama de la separación forzada de la familia y del terruño; por los problemas asociados con el tráfico de personas y los riesgos a que se exponen los migrantes; y; por los problemas geopolíticos derivados de la migración ilegal. A la par de este fenómeno ocurre otro de similar magnitud e importancia económica: la migración interna. Año con año cientos de miles de guatemaltecos cambian de residencia dentro de las fronteras del país, la gran mayoría de ellos en busca de mejores oportunidades económicas. De las casi 400 mil personas que cambiaron de residencia internamente durante 2011, cerca del 22 por ciento lo hizo en busca de mejores oportunidades laborales y un 44 por ciento por razones de familia, porcentaje que muy probablemente se explique en función de una reunificación familiar después que el jefe de familia migró y consiguió un trabajo y un lugar en donde vivir. Cuestión que se corrobora indirectamente si se considera que en ese año más del 45 por ciento de todos los jefes de hogar migraron por razones laborales. En términos absolutos, cantidad de personas que migran internamente, en dicho año se estima cambiaron de residencia internamente más de 400 mil personas, 60 por ciento de ellas originarias de áreas urbanas y 40 por ciento del área rural.

A las tasas experimentadas en 2011, los departamentos de Guatemala, Sacatepéquez y Escuintla verían incrementada su población en un millón de personas en un lapso de dos décadas. un fenómeno comparable a la cantidad de personas nacidas en Guatemala que emigraron hacia EE. UU. entre 1990 y 2010. Las anteriores cifras dan cuenta de un fenómeno tan común que muchas veces pasa desapercibido, pero que por la velocidad con la que ocurre, puede provocar importantes retos en términos de la necesidad de generar empleos en los lugares de destino. Contrario a lo que plantea el Plan de la Prosperidad para el Triángulo Norte, el reto de generar oportunidades económicas no se limita solo a promover el desarrollo en los lugares de origen de los migrantes hacia EE. UU. sino a crear oportunidades laborales en los lugares de origen de la migración externa. Si las personas que deciden migrar hacia el país del Norte tuvieran oportunidad de encontrar una ocupación en donde ganen mejor dentro de su propio, probablemente pensarían dos veces antes de salir de su país. En caso de no existir posibilidad de migrar hacia el Norte, la migración será interna hacia los lugares que ofrezcan mejores oportunidades económicas: áreas urbanas de los departamentos más prósperos del país. Así como se habla de desarrollo rural, habría que hablar también de desarrollar oportunidades laborales productivas en actividades no agrícolas en áreas urbanas. Un tema olvidado en el debate del momento

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