Escrito por: Hugo Maul Rivas
Guatemala, 11 de octubre del 2022
Identificar la estructura fundamental del “modelo” de selección de los ganadores del Nobel de Economía es una tarea que raya en lo imposible; más que obedecer a algún sofisticado “algoritmo” celosamente guardado en las bóvedas del Banco Central de Suecia, los resultados parecieran obedecer a los designios de un oráculo que toma decisiones al azar. O bien, en este caso particular, en lo que a Bernanke se refiere, un banco central dando un premio a un banquero central por la importante labor de los banqueros centrales. Lo cual no implica que los galardonados carezcan de méritos para merecer el premio, pero que, probablemente, se haya utilizado el premio para mandar un mensaje entre líneas a los banqueros centrales del mundo. Sin duda, las contribuciones de Bernanke, Diamond y Dybvig en cuanto al papel del sistema bancario en la provisión de liquidez a la economía, los pánicos bancarios y la transmisión de la política monetaria son méritos suficientes para recibir el premio. Sin embargo, en lo que a Bernanke respecta, algunas de sus contribuciones académicas más conocidas, así como su papel al frente de la Reserva Federal durante la Gran Crisis Financiera Internacional, 2007-2009, dan cuenta de una forma distinta de afrontar problemas como los que actualmente vive el mundo y evitar que se conviertan en catástrofes mayores.
En particular, la investigación de Bernanke, Gertler y Watson, de 1997, sobre “Política Monetaria Sistemática y los Efectos de los Shocks del Precio del Petróleo”, constituye una crítica inmanente a la forma en que la mayoría de bancos centrales del mundo están afrontando la crisis actual. En este trabajo los autores tratan de determinar qué parte de las fluctuaciones en los precios y la producción sufridas por EE.UU. entre 1965 y 1995 se debieron al aumento en el precio del petróleo y qué parte a la respuesta de la banca central. Según ellos, el mayor efecto “no se debe a la variación los precios del petróleo, sino al consiguiente endurecimiento de la política monetaria”. En consecuencia, la recesión norteamericana de principios de los 80´s, que terminó provocando la Crisis de la Deuda en Latinoamérica, no fue producto de los altos precios del petróleo, sino del endurecimiento de la política monetaria. Para el mundo de hoy esta tiene dos implicaciones principales: el remedio a la inflación puede salir más caro que la enfermedad; y, a veces, la enfermedad de uno, la de los países desarrollados, la terminan pagando otros, los países menos desarrollados. Más allá del reconocimiento, justo o no, a la trayectoria académica de estos personajes, este Nobel de Economía lleva implícito un poderoso mensaje de precaución para los banqueros centrales alrededor del mundo.