19/07/2022

Mascarilla, Sí; Obligatoria, No.

Escrito por: Hugo Maul Rivas

Guatemala, 19 de julio del 2022

No te preguntes qué puede hacer tu país por ti, pregúntate qué puedes hacer tú por tu país” . Salvando las diferencias históricas entre la situación que vivía EE.UU. cuando J.F. Kennedy pronunció estas palabras y el momento que ahora vive Guatemala, tal expresión resume bien el principio rector que la mayoría de países están tomando en relación al control de contagios de Covid-19. Parafraseando la expresión en cuestión, el tipo de actitud que muchas autoridades alrededor del mundo están tomando en relación al Covid es la de: “no te preguntes qué puede hacer tú gobierno por ti, pregúntate qué puede hacer tú por ti mismo”. Aunque la expresión resulte chocante para algunos, no puede negarse que detrás de su cinismo extremo hay una gran verdad. Casi 30 meses después que la OMC declarara al Covid-19 como una emergencia de salud pública de importancia internacional, dada la evolución que esta pandemia ha tenido, los aciertos y errores cometidos alrededor del globo y las capacidades reales de los Estados para hacer frente a la misma, queda claro que casi toda la responsabilidad para combatir la misma está en manos de cada quien.

Ciertamente, todos los Estados alrededor del globo siguen, en mayor o menor grado, manteniendo algún tipo de protagonismo en relación al combate de la enfermedad. Sin embargo, e lo que al cuidado personal para evitar los contagios se refiere, cada vez más países dejan la totalidad de la responsabilidad en sus ciudadanos. Mientras no surja una nueva variante en extremo contagiosa y letal, que no requiera el tipo de medidas de confinamiento que la mayoría de países tomaron al inicio de la pandemia, cada vez será mayor la responsabilidad que cada quien tenga de no contagiarse y no contagiar a los demás. Aunque a muchos les preocupa que los gobiernos abandonen el enfoque intervencionista que los caracterizó al inicio de la pandemia, es preciso reconocer que resulta materialmente imposible hacer cumplir de manera generalizada las órdenes taxativas típicas de dicho enfoque. Menos aun en lugares en donde vivir y sobrevivir al “margen de la ley” es la forma de comportamiento más común entre la población; en donde, además, generalmente, los gobiernos se caracterizan también por su incapacidad para hacer cumplir lo que mandan. Quienes viven en este tipo de circunstancias beben reconocer que resulta ilusorio esperar que el Estado haga algo efectivo para evitar los contagios; al menos, algo más efectivo que lo que cada quien podría hacer a nivel individual, de su núcleo familiar y de los lugares donde trabaja, estudia o se reuné periódicamente. No se trata de hacer sacar al Estado de la ecuación, sino de reconocer su poca capacidad en esta materia y recordarle a cada quien su responsabilidad a nivel individual y para con los demás.

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