07/07/2020

Más allá de la reapertura

Escrito por: Hugo Maul Rivas

Guatemala, 08 de julio del 2020

En la medida que pasa el tiempo y se conocen los aciertos, contratiempos y desafíos que conlleva el camino hacia la “nueva normalidad”, queda cada vez más claro que el impacto de la crisis no será el mismo para todos los sectores económicos ni para todas las empresas.

Los desafíos que traen consigo la “reapertura” de la economía y el tránsito hacia una “nueva normalidad” no serán de la misma magnitud e índole para todos los agentes económicos. En ese sentido, un informe reciente de la Comisión Económica para América Latina –CEPAL-indica que cerca de la tercera parte de todos los trabajadores, formales e informales, de la región laboran en sectores económicos que se verán fuertemente impactados por la actual crisis económica. Específicamente hablando, CEPAL identifica, entre otros, se al turismo, actividades culturales, comercio, hoteles y restaurantes, transporte y la industria de la moda como los que saldrán más afectados. En lo que se refiere al impacto de la crisis según el tamaño de las unidades productivas, el informe concluye que las micro, pequeñas y medianas empresas serán las que más riesgos de quiebra corren, en especial aquellas que operan en el sector comercial, hospedaje y alimentación, actividades inmobiliarias y ciertos servicios personales. En lo que al sector industrial se refiere, el informe identifica que las actividades intensivas en trabajo y tecnología serán las más afectadas por la crisis.

De resultar válidas las conclusiones del informe, países como Guatemala tendrán que hacer frente al nada despreciable desafío que implican los problemas que sufren sectores industriales “fundamentales para el proceso de diversificación e incorporación de mayor valor agregado necesario para cerrar las brechas de productividad e ingresar a una senda de crecimiento sostenible de largo plazo”, además de la destrucción y deterioro de las condiciones laborales de millones de personas. En otras palabras, el reto no solo consiste en reabrir la economía y aprender a vivir con medidas de higiene y distanciamiento social, sino en encontrar fórmulas que permitan impulsar nuevamente a estos sectores industriales clave para el desarrollo y generación de empleo. Como bien advierte el referido documento, “si no se implementan políticas adecuadas para fortalecer esas ramas productivas, existe una elevada probabilidad de que se genere un cambio estructural regresivo que conduciría a la reprimarización de las economías de la región”. Los desafíos que implican los hábitos de consumo de las personas; reducción en los ingresos monetarios de los hogares y temor al contagio por parte de los consumidores son tan solo la punta del iceberg de lo que la “reapertura” y la “nueva normalidad” traen consigo.

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