21/12/2021

La pandemia no ha terminado

Escrito por: Hugo Maul Rivas

Guatemala, 21 de diciembre del 2021

Ómicron llegará a Guatemala tarde o temprano. Eso es un hecho. Mientras eso ocurre, todavía se tiene un precioso periodo para prepararse de manera adecuada. Recomendación que, a primera vista, parece carecer de mayor sentido práctico dada la velocidad de contagio de esta nueva variante y la capacidad que está mostrando de infectar a sectores poblacionales que se consideraba estaban protegidos contra el virus. Según algunas fuentes, esta nueva variante se multiplica 70 veces más rápido que la variante delta; lo cual, según los expertos, aumenta de forma extrema la cantidad de virus que una persona infectada podría “distribuir” a sus alrededores. Por otro lado, como lo muestra la experiencia de Inglaterra, la velocidad de contagio es mucho mayor que las variantes anteriores. A principios de mes aquel país registraba alrededor de 50 mil personas contagiadas con ómicron por día, 15 días después la cantidad de contagios superó las 100 mil personas. Además, por si lo anterior fuera poco, algunos estudios revelan que la probabilidad de reinfección con esta nueva variante es cinco veces más grande que con la variante delta.

No se traen estos datos a colación con la intención de asustar a nadie, ya que, hasta hoy, la variante ómicron ha probado ser más benévola de lo que se esperaba. Sin embargo, con una alta velocidad de contagio y acrecentado poder de propagación, cada vez preocupa más a las autoridades sanitarias del mundo desarrollado. De este lado del mundo, todo apunta a que se haga frente a ómicron de la misma forma que se hizo frente a las otras variantes: adoptando una postura de negligencia benigna. Es decir, interferir lo menos posible en la marcha normal de los asuntos cotidianos de las personas, a manera de impactar lo menos posible la marcha de la economía y las relaciones sociales de las personas, en lugar de adoptar drásticas medidas de confinamiento, suspensión temporal de actividades económicas, sociales, académicas, culturales, deportivas, etcétera. Una aproximación que descansa, mayoritariamente, en el cuidado que cada quien debe de tener para evitar contagiarse y contagiar a los demás. De esa cuenta, de cara a la amenaza de ómicron, es cuando más cuidado hay que tener de seguir utilizando bien la mascarilla, desinfectarse constantemente las manos y completar los esquemas de vacunación con dos o tres dosis, según sea el caso. Por sí solos, la vacuna, el uso de la mascarilla y la desinfección constante de manos resultan insuficientes; es la combinación de todos estos factores la que minimiza los riesgos que se avecinan.

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