Escrito por: Hugo Maul Rivas
Guatemala, 17 de enero del 2023
Hace de 30 o 40 años atrás los planes de gobierno de algunos partidos no pasaban de ser una “lista de Santa Claus”, en la que los partidos documentaban todo de tipo de necesidades de la población, que luego se comprometían a satisfacer en caso de ser electos. Aunque algunos partidos siguen utilizando este tipo de prácticas, la mayoría de ellos se toman más en serio esta empresa. Aunque no resulta exagerado afirmar que los principales problemas del país en materia económica y social se encuentras suficientemente diagnosticados, tal conocimiento no necesariamente implica que las soluciones más socorridas sean las más efectivas para los mismos.Una cuestión es conocer las causas raíz de los problemas y otra muy distinta identificar intervenciones efectivas, eficientes, oportunas y sostenibles para eliminar cada una ellas. No basta con tener ocurrencias, ideas vagas o buenas intenciones acerca de lo que podría hacer el gobierno para eliminar cada una de estas causas; es necesario contar con mecanismos de intervención bien definidos y debidamente fundamentados por la teoría y la evidencia empírica para atacar de manera efectiva los problemas que aquejan a la población. Como se deduce de lo anterior, no basta reunir a un grupo de simpatizantes bien intencionados y soñadores, buenas personas, que creen que basta con tener ideas novedosas o buen corazón para hacer un buen gobierno.
Un plan de gobierno bien estructurado puede ayudar a quien resulte electo aprovechar al máximo las, cada vez más breves, “lunas de miel” y ayudar a que las medidas de gobierno sigan por buen camino a lo largo del período. Sin embargo, presentar un plan de gobierno no garantiza nada, salvo llenar algún espacio vacío en alguna librera. La confianza se gana por medio de promesas creíbles, decisiones coherentes e integrales y, sobre todo, mediante acciones concretas, de acuerdo a sólidos modelos lógicos y dentro de un marco consistente de acción conjunta. La exigencia que los partidos políticos presenten planes de gobierno no radica en el mero cumplimiento de un requisito de forma. La situación de incertidumbre y confrontación que hemos vivido requiere de un liderazgo político con credibilidad y capacidad para generar confianza dentro de la sociedad. Los planes de gobierno bien elaborados sirven de guía y maximizan las posibilidades de éxito de las políticas públicas y, sobre todo, demuestran qué tan seriamente los políticos en contienda están tomando el reto de gobernar. Ofrecimientos basados en puras suposiciones ideológicas, abiertas mentiras, verdades a medias o inspiradas en puro sensacionalismo, son la mejor receta para el fracaso al llegar al poder.