Escrito por: María del Carmen Aceña
Guatemala, 02 de septiembre del 2019
En el año 2009 Guatemala se perfilaba entre los países con mayor tasa de violencia homicida del mundo. Cada 90 minutos fallecía un ciudadano por esta causa y había poco conocimiento a qué se debía este fenómeno.
Con un grupo de colegas que trabajábamos en el programa Desafío Joven financiado por USAID y con el apoyo de varios expertos, hicimos un análisis de la situación de los homicidios en el país con el objetivo de prevenir la violencia y el delito. Encontramos que no había suficientes estudios y se desconocían las causas. Descubrimos que las muertes violentas se daban en su mayoría en personas jóvenes entre 16 y 30 años. En 1997 de 5,781 muertes violentas reportadas, el 57% pertenecía a esta edad y el 38% entre 16 y 25 años. La mayoría de las víctimas como victimarios eran varones. Por ejemplo, según los datos de homicidios en el año 2008 de 6,292 homicidios, 687 fueron femicidios, por lo que indicaba que 9 de cada 10 eran hombres. Además, era un fenómeno más urbano y la mayoría de estos se cometía con armas de fuego (84%).
AL igual que otros países de la región latinoamericana, Guatemala presentaba retos en materia de seguridad ciudadana. La tasa de homicidios en la última década se había más que duplicado, aumentado de 17 a 46 por cada 100 mil habitantes.
Según estudios del Banco Mundial los jóvenes en riesgo son los que tienen violencia en el hogar, sufren de exclusión social y violencia en la comunidad, tienen bajo autoestima, han crecido sin uno o dos de los padres, algunos han tenido actividad sexual temprana, expuestos a uso de drogas; presentan fracaso escolar, desempleo, embarazo adolecente, adicción a drogas y otros. El fenómeno de pandillas es multicasual y muchas veces el pertenecer o nacer en un barrio donde hay pandillas activas es uno de los factores de riesgo. No necesariamente tiene sus raíces en el conflicto armado y no son los más pobres los más violentos.
Así nació Jóvenes contra la Violencia. Se convocaron jóvenes de distintas organizaciones (más de 90) y se acordó montar un movimiento. Se deseaba realizar un proceso de discusión, sensibilización y acciones concretas para lograr reducir la violencia juvenil. Además, se quería concientizar y capacitar al ciudadano para saber cómo actuar para prevenir la violencia, así como generar un número de iniciativas, propuestas e intervenciones para mejorar la situación. Deseábamos crear un cambio de actitud ciudadana y proponer una propuesta integral (sociedad y gobierno) para prevenir la violencia juvenil.
Se realizaron nueve distintas actividades durante noventa días. Inicialmente se hizo un manifiesto. Se programó un juego de futbol entre empresarios y políticos contra ex pandilleros, recorrimos los barrios vulnerables en un bus por varios sábados con invitados de todos los sectores (diputados, embajadores, funcionarios, empresarios, activistas, académicos y otros), se montó un concierto “Toke contra la violencia”, se hicieron 90 diálogos con jóvenes de todo el país para conocer sus ideas, se hizo una canción y un video clip, y otras actividades creativas. Por último, se realizó con el apoyo de expertos y las propuestas de los jóvenes, una política para prevenir la violencia y el delito y se le entregó al vicepresidente. Luego este movimiento se extendió en toda Centroamérica y los jóvenes empezaron a tomar conciencia de que ellos eran parte fundamental de la solución.
Casi diez años más tarde podemos decir que se tuvo éxito. La tasa de homicidios, así como el número disminuyeron. Hoy fallecen 40% personas menos al año por homicidio. La tasa disminuyó de 46 a 22 por cada 100 mil habitantes y el número de homicidios de 6,292 a 3,871 en el 2018. Este logro debe motivar a los guatemaltecos a seguir trabajando para reducir este delito, y otros que afectan a la población como las extorsiones y el robo. Ha sido un trabajo de varias administraciones y debe continuarse con una agenda de desarrollo para los niños y jóvenes, programas de prevención focalizados y la coordinación interinstitucional para continuar mejorando.
Debemos contar con cifras, por tanto, urge publicar la encuesta de victimización y hacerla periódicamente para conocer el comportamiento de otros delitos y evaluar la efectividad de las distintas intervenciones y programas. Fortalecer la formación y carrera de los policías, renovar el sistema penitenciario y contar con una política para neutralizar la narcoactividad es fundamental.
Jóvenes contra la Violencia mostró que cuando todos los ciudadanos, el gobierno y los organismos internacionales se unen por una causa se puede lograr un cambio. Hoy los jóvenes que participaron en el movimiento son líderes y están trabajando por una Guatemala mejor. ¿Cómo pueden los padres contribuir a bajar la violencia? ¿Cómo generar más oportunidades de trabajo para los jóvenes? ¿Qué temas unen a los guatemaltecos? ¡Por una vida digna, vivos muchá!