03/03/2020

Integración centroamericana

Escrito por: Hugo Maul Rivas

Guatemala, 03 de marzo de 2020

La literatura económica de inicios de la década de los sesenta refería que los países de Centroamérica habían intentado reunificar económica y políticamente la región en más de 25 ocasiones desde la época de independencia. A pesar de ello, casi sesenta años después que Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua suscribieran el Tratado General de Integración Económica Centroamericana y casi 40 años después que colapsara el Mercado Común Centroamericano a inicios de la década de los ochenta, la integración centroamericana sigue teniendo tanta vigencia como en cualquier otro período histórico anterior. Claro está, la integración económica de esta región pasa primero por superar complicados obstáculos políticos y alinear poderosos intereses económicos en conflicto entre países. La región afronta amenazas y oportunidades globales a las que se podría hacer frente de manera más efectiva actuando todos los países de manera conjunta. En su defecto, la situación actual favorece la competencia ruinosa entre países, tratando cada uno de ellos de trasladar los costos de los ajustes a sus vecinos e intentando maximizar los beneficios que le corresponden a cada quien.

Lo sucedido el año pasado con la presión ejercida por el gobierno estadounidense para frenar la migración ilegal de centroamericanos es un buen ejemplo de la necesidad de respuestas comunes ante problemas comunes; en lugar de haberse buscado una solución regional para el problema, cada gobierno se vio obligado a lidiar con el problema de su propia manera y en relativa desconexión respecto de lo que negociaban los demás. El equivalente a que el gobierno federal mexicano hubiera dejado a cada uno de los gobiernos de los estados fronterizos, Chiapas, Tabasco, Quintana Roo y Campeche, negociar con EE. UU. y con cada país de Centroamérica la mejor forma de frenar la migración ilegal. Otro ejemplo de este tipo de fenómenos es la forma en que los países de la región han respondido ante la amenaza y oportunidad que representa establecer acuerdos comerciales con China; aparentemente, quienes primero se movieron en esa dirección obtuvieron mayores beneficios que quienes lo hagan de último. El equivalente a que, nuevamente, el Gobierno mexicano hubiera permitido que los estados de la Frontera Norte hubieran llevado el liderazgo de la negociación del recién estrenado USMCA por ser los más cercanos a EE. UU. El relativo pequeño tamaño de la región centroamericana, independientemente si se mide en extensión territorial, población o producción, para mencionar algunas cuantas dimensiones económicas críticas, hace poco justificable la existencia de cinco repúblicas independientes que actúan de forma desconectada ante problemas comunes.

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