11/12/2018

Inflación, salarios y economía

11 de diciembre de 2018

Escrito por Hugo Maul Rivas

 

Dada la precaria situación del empleo formal y las señales de debilitamiento del sector productivo, lo más sensato sería no aumentar el salario mínimo vigente durante 2019.

Según el más reciente reporte del INE, la tasa de inflación acumulada al mes de noviembre alcanzó el 2.18 por ciento; cifra que se sitúa por debajo del límite inferior del rango de las metas de inflación del banco central.

Un valor relativamente bajo que apunta a que el 2018 termine con una inflación acumulada por debajo del 3 por ciento, salvo que se repitiera el atípico comportamiento observado el año pasado, ocasión en que la inflación fue casi cinco veces superior al promedio observado durante el período 2010-2016 para un mes de diciembre.

De no repetirse ese caso, todo apunta a que la tasa de inflación acumulada durante el año termine alrededor del 2.5 por ciento o, como máximo, cerca del 3 por ciento. Resultado que debería constituir una poderosa señal de cautela para quienes tienen la responsabilidad de decidir sobre el salario mínimo y la política monetaria del país.

En lo que a las autoridades responsables de la fijación del salario mínimo se refiere, este resultado no justifica ninguna revisión brusca hacia el alza en función de una compensación inflacionaria. Al contrario, dada la precaria situación del empleo formal y las señales de debilitamiento del sector productivo, lo más sensato sería no aumentar el salario mínimo vigente durante 2019.

Para el banco central, esta tasa de inflación debería ser, como mínimo, motivo de reflexión; si bien es más fácil justificar un desviación hacia abajo respecto de la meta, errar hacia abajo es igual de preocupante que errar hacia arriba. Cualquier desviación respecto de la meta de inflación conlleva algún tipo de costo reputacional.

Situación que poco contribuye a consolidar la credibilidad del banco central en el manejo de la política monetaria ya que en, resumidas cuentas, la Junta Monetaria estaría poniendo el “freno de mano” innecesariamente al sector productivo. Es decir, adicionalmente a los problemas estructurales y de bajos precios de los productos de exportación que impiden a la economía crecer más rápidamente y crear más empleos, la política monetaria estaría agregando una pesada carga adicional a la economía.

La tasa de inflación existente, la situación económica reinante y las expectativas de precios de los productos de exportación, entre otros muchos factores, hacen poco aconsejable revisar bruscamente el salario hacia el alza. Una posibilidad que deberían tener claro todos los responsables de la conducción de la política económica, fiscal, salarial y monetaria del país.

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