Escrito por: Hugo Maul Rivas
Guatemala, 29 de marzo del 2022
Todo apunta a que ocurra una redefinición en la forma que la globalización ha tenido hasta ahora; este es un buen momento para evaluar el impacto del DR-CAFTA, ratificado hace casi 15 años, en la región. A pesar de seguir existiendo grandes retos que la región afronta en materia de transformación económica, este tratado tuvo un impacto en la forma en que los países encararon la necesidad de ser competitivos internacionalmente. No obstante, las economías de la región siguen sin aprovechar sus ventajas comparativas, especialmente en lo que se refiere a: aprovechar el potencial logístico de la región, derivado de la inmejorable posición geográfica de la misma; y aprovechar la abundancia relativa de mano de obra poco calificada. Aunque las exportaciones han crecido, la atracción de inversión extranjera ha aumentado y han surgido nuevos sectores económicos de exportación competitivos internacionalmente, la región sigue afrontando graves problemas en materia de generación de empleo, sofisticación de la oferta exportable y aprovechamiento de las cadenas globales de valor (CGV).
Los crecientes problemas de migración irregular hacia EUA son la muestra fehaciente de que la región no ha logrado sacar el máximo provecho en materia de empleo a esta apuesta por la liberalización comercial. En tal sentido, el futuro del trabajo en la región sigue dependiendo, al igual que hace 30, 20 o 15 años, de la exitosa inserción de los sectores productivos locales a las grandes cadenas globales de valor, sobre todo a aquellas con mayor potencial para generar empleo y para promover la sofisticación de la oferta exportable. Factores que redundan no solo en la creación de nuevos puestos de trabajo, sino también en mayores niveles de productividad y mejores salarios. Después de lo que ha sucedido con las disrupciones globales de las cadenas de suministro y las previsibles consecuencias de la invasión rusa a Ucrania sobre la configuración mundial del comercio, la región vuelve a tener una oportunidad para mejorar el desempeño que tuvo hasta ahora en el contexto de la liberalización comercial. En materia de generación de empleo, lograr que las regulaciones laborales no se convierten en limitaciones insalvables que encarezcan innecesariamente la utilización de la mano de obra e impidan este proceso de evolución empresarial. Claro está, al mismo tiempo que se cumplen con las obligaciones en materia de observancia estricta de las regulaciones laborales que exige el mundo en esta materia. Esto requiere que las empresas de la región puedan adaptarse a los cambios que demandará el nuevo entorno competitivo global. O bien, cómo mínimo, no cometer los mismos errores de siempre.