20/12/2022

Gastar Mejor, Primero; Pagar Más, Después

Escrito por: Hugo Maul Rivas

Guatemala, 20 de diciembre del 2022

Hace unas semanas la SAT presentó una propuesta de “reforma tributaria” que pasó desapercibida en medio de la euforía del Mundial y las fiestas de fin de año El uso de comillas en la frase anterior es para diferenciar esta propuesta de las otras reformas tributarias que todos conocen. La de estas vez se concentra en asuntos relacionados con la administración tributaria que las administraciones tributarias acostumbran a realizar de manera eventual en todos los países del mundo con el fin de eliminar in inconsistencias en el diseño impositivo que complican el sistema tributario. Así, sin más, acciones necesarias para mejorar la efectividad de la adminsitración tributaria. Dentro de un contexto más amplio, el previsible aumento resultante en la carga tributaria debe ser sujeto de una reflexión más detallada. Sobre todo, porque no existe garantía alguna que esos fondos adicionales vaya a ser utilizados de una manera más productiva y efectiva. Tal como dice la escritura, Lucas 16:10-13 “el que no es fiel en lo poco, tampoco lo será en lo mucho”. Si el mayordomo no ha sido fiel, para usar los términos de esta parábola bíblica, con más de Q1 billón -Q 1,000 millardos; 1 trillón en la cultura inglesa- que se ha tenido a cargo durante lo que va de este siglo, qué razones hay para pensar que lo será con acrecentadas futuras sumas de dinero.

En todo su derecho están los contribuyentes de exigir, igual que Santo Tomás, “ver para creer”. Así como también lo estarían en espetar, como en Lucas 10:2, al mayordomo infiel en estos términos: “Rinde cuentas de tu administración, porque no puedes ser más mayordomo”. En este caso particular no es tan fácil cambiar al mayordomo, mucho menos la estructura legal e institucional que determina la forma en que se gasta. Como mínimo, habría que ser exigir creíble propósito de enmienda y buen uso de los fondos con las que ya se cuentan, antes de pretender aumentar la carga tributaria. Por tal razón, hace 20 años el Pacto Fiscal se constituyó en “un acuerdo nacional sobre el monto, origen y destino de los recursos con los que debe contar el Estado para cumplir con sus funciones”. Monto, origen y destino. Unidad conceptual que ha quedado en el olvido. La tónica de la última décadas ha sido “gastar primero” y “preocuparse por el buen uso los fondos después” y, si se puede, “ni preocuparse por el origen de los fondos ni el destino del gasto”. Una aberración que incluso los simpatizantes del activismo fiscal, que antes propugnaban por “pagar primero y mejorar la calidad y efectividad del gasto después”, han denunciado fuertemente. Ya no basta con prometer que eventulamente mejorará la calidad y efectividad del gasto público, de ahora en adelante habrá que cumplir primero y exigir mayor carga tributaria despúes.

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