Escrito por: Hugo Maul Rivas
Guatemala, 11 de abril del 2023
Hace poco más de 10 años se hacía en este espacio una reflexión acerca del desempleo juvenil. En ese entonces se hacía una comparación entre las generaciones Y y Z. Generaciones que, igual que las de sus padres, la Generación X, nacida entre 1965 y 1980, “sufrirán por la falta de empleo”. Salvo que, como la realidad ahora lo demuestra, los jóvenes recurran masivamente a la migración masiva ante la falta de creación masiva de empleo. En aquel entonces algunos sondeos indicaban que el “94% de los jóvenes guatemaltecos considera[ban] que la falta de capacitación, formación y experiencia [era] su principal problema para conseguir trabajo”. Situación que solamente ha empeorado en la medida que la educación pública sigue sumida en una crisis crónica de la cual difícilmente saldrá en el mediano plazo. No se diga nada acerca de los estragos que dejó en la formación de los jóvenes la forma en que se hizo frente a la pandemia. Basta con leer lo que escriben los colegas expertos en educación esta sección para constatar el retraso que tiene el país en la educación primaria y secundaria, no se diga en todo lo relacionado con las ciencias, tecnología y matemáticas; conocimientos vitales para cualquier tipo de empleo existente, no se diga para los empleos del futuro.
En aquel entonces no tenía mucho sentido hablar de los empleos del futuro o del futuro del empleo; si ni siquiera se podían resolver los problemas contemporáneos, mucho menos los del futuro. Para bien o para mal, el futuro de aquel entonces ya está aquí y, en buena parte, también se ha adelantado. Aunque en ese entonces se sabía de la irrupción de la inteligencia artificial y la robótica en el ámbito laboral, se veía muy distante el momento en que se pudiera tener un fácil acceso a estas tecnologías. Aunque no sea de uso comun, todavía, basta con explorar las herramientas de inteligencia artificial de libre acceso en el Internet para dimensionar la amenaza que representa esta tecnología para cierto tipo de empleos. En otros países se ha comprendido que la forma más directa de afrontar este problema es mejorando la calidad de la educación, facilitando la creación de empleos y la contratación de jóvenes. Diez años después de la reflexión original, los rápidos cambios tecnológicos, sumados a la crisis de la educación pública y a la incapacidad crónica para generar empleo en el país proyectan una sombra desconsoladora sobre el futuro del mercado laboral. ¿Futuro del empleo o empleo sin futuro? En este vertiginoso Siglo XXI está quedando demostrado que quien no avanza, retrocede; no se han podido crear los empleos que se necesitan actualmente y ya se están perdiendo los empleos del futuro.