02/08/2022

Escenario Económico Alternativo

Escrito por Hugo Maul Rivas

Guatemala, 02 de agosto del 2022

El sugerente subtítulo de la actualización de Perspectivas de la Economía Mundial del Fondo Monetario Internacional lo dice todo: un panorama sombrío y más incierto. “En su inmensa mayoría, los riesgos para las perspectivas apuntan a la baja”. Son tantas y tan variadas las fuentes de zozobra que resulta imposible apostar por una rápida y fuerte recuperación económica a nivel nacional, regional y global. Muchos factores juegan en contra de la buena marcha de los asuntos económicos a nivel nacional y global, de todos ellos el más complicado de atajar por volátil y caprichoso es la creciente incertidumbre que caracteriza los tiempos actuales. Mientras el Secretario General de NN.UU. dice que “estamos a sólo un malentendido de la aniquilación nuclear”, el gobierno chino no vacila en hacerle saber al gobierno de E.U.A. que no se meta en sus asuntos; mientras Ucrania se defiende valientemente de la invasión rusa, el Kremlin cada día cierra más el suministro de gas natural a Europa. En el ámbito económico, reducir la inflación está resultando ser más complicado de lo que se pensaba; los fantasmas de la recesión están por doquier; la situación de las finanzas públicas cada vez se tensa más; China no logra superar sus problemas económicos internos y; el incremento de precios de los alimentos provoca descontentos social y hambruna. Ante todos estos factores, no dudó el FMI en identificar un escenario económico alternativo en su revisión más reciente de la economía mundial, el cual se caracterizaría por una marcada reducción del crecimiento global y el aumento de la inflación.

Aunque la incertidumbre sea imposible de eliminar de la ecuación, cuando esta se suma la debilidad institucional, de manera que resulte imposible anticipar medianamente bien la marcha futura de los acontecimientos, el resultado nunca es bueno. Lamentablemente, la crisis global actual está dejando claro que muchos de los arreglos institucionales que permitieron el funcionamiento de la economía y la democracia a nivel han dejado de cumplir su función original. Nada de esto es nuevo tampoco, el conflicto siempre ha existido, y existirá en la sociedad; el problema principal radica en que los mecanismos usuales de regulación de los conflictos están dejando de funcionar y dando paso a decisiones arbitrarias por parte de quienes antes se sometían mínimamente a un entramado institucional que daba cierto grado de certeza al funcionamiento económico y político. Por si esto fuera poco, la proliferación de factores negativos a nivel local, regional y global hace pensar que el sistema está a punto de alcanzar un punto crítico más allá del cual podrían producirse cambios significativos imparables en direcciones insospechadas.

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