09/11/2021

Elección en Nicaragua: farsa es piropo

Escrito por: Hugo Maul Rivas

Guatemala, 09 de noviembre del 2021

La elección que sirvió para “coronar” a Ortega no merece, ni siquiera, ser calificada como farsa. Salvo que la aritmética sea un invento capitalista, inventada por el Imperio yanqui con el único propósito de menoscabar la soberanía y prosperidad del pueblo nicaragüense, las incongruencias saltan a la vista. Según el Consejo Supremo Electoral de Nicaragua (CSE), el porcentaje de participación popular en las pasadas elecciones estuvo cercano al 65 por ciento. Porcentaje de participación que contrasta fuertemente con las estimaciones de fuentes independientes, las cuales sitúan dicho valor en menos del 20 por ciento de los electores. Suponiendo que el CSE estuviera diciendo la verdad, cuestión totalmente improbable, Ortega no tenía necesidad de eliminar al resto de contrincantes de la carrera electoral. Por simple aritmética, hasta el segundo boletín del CSE, Ortega había obtenido un total 2 millones 53 mil 342 votos a su favor. Esto representa el 76 por ciento del total de votos emitidos, del 65 por ciento de personas, que según el CSE, se presentaron a votar. Según este cuestionado organismo, existían 4 millones 478 mil 334 personas aptas para votar en esta elección. Asumiendo que los votos de quienes no se presentaron en las urnas electorales se pudieran adjudicar a un solo candidato dentro de los líderes de oposición encarcelado, asunto muy poco probable, la cantidad de máxima votos que habrían obtenido el resto de los candidatos encarcelados injustamente hubiera sido, como máximo 1 millón 617 mil 775.

Si suponemos que el porcentaje de participación dentro de las personas que se abstuvieron de votar hubiese sido también de 65 por ciento, el total máximo teórico de votos que habría tenido el resto de los candidatos hubiese sido de 1 millón 51 mil 554: Ortega ganaba sin necesidad de eliminar a la competencia. Ni votando el 100 por ciento de personas restantes que, según el CSE, se abstuvieron de votar el domingo, por un mismo candidato de oposición, Ortega habría salido derrotado. Extremo, este último, muy poco probable dada la historia de divisionismo reciente entre la oposición nicaragüense. En resumidas cuentas, si es cierto que Ortega ganó con el 76 por ciento de los votos, y si es cierta la cifra de participación electoral del 65 por ciento, aritméticamente hablando, no había necesidad de sacarse de encima a tanto candidato opositor para ganar la elección. En otras palabras, si de verdad más de 2 millones de nicaragüenses apoyaran a Ortega, el FSLN hubiera ganado, con o sin oposición. Ortega no obtuvo los votos que el CSE dice que obtuvo y la participación electoral no alcanzó los niveles que oficialmente se reportan. Si Sandino viviera, seguramente hubiera añadido su conocida frase que los dirigentes políticos sandinistas actuales también son “una bola de canallas, cobardes y traidores”, muy poca cosa para construir la patria que él soñaba.

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