Escrito por: Hugo Maul Rivas
Guatemala, 13 de agosto del 2019
Más allá de los problemas fundamentales, el marcado pesimismo sobre el futuro de la economía se cierne como una de las más grandes amenazas para el nuevo gobierno. Salvo por un leve repunte durante el primer semestre de 2017, el Índice de Confianza de la Actividad Económica del Banco de Guatemala se ha mantenido en la región negativa desde julio de 2016. Es decir, casi tres años consecutivos de percepción negativa por parte de los agentes económicos respecto de la situación económica del país y el ambiente para hacer negocios. Guatemala atraviesa uno de los periodos más prolongados de la historia reciente de falta de dirección en la conducción de la política económica del país, conflictividad social y polarización y descalificación en el ámbito político. Factores a los que se suma la mala racha en los precios de los principales productos de exportación, la reducción sostenida de la inversión extranjera y el gradual deterioro de la infraestructura pública y efectividad de la gestión pública. Una situación particular que que deberá ser atacada de forma directa, oportuna y convincente por la nueva administración, priorizando dentro de su agenda económica dos o tres acciones clave que puedan marcar la diferencia en el corto plazo; acciones que deben resultar creíbles y realizables a los ojos de la población.
A esto habría que añadir la urgente necesidad de trabajar en la construcción de amplios acuerdos sobre una ruta crítica mínima en materia económica a seguir durante la nueva administración. La oposición, por su parte, debe entender que por el bien del país es importante su colaboración en la construcción de una agenda mínima de reformas; boicotear al nuevo gobierno desde el primer día de su mandato solamente prolongará la agonía económica del país. La población, por su lado, debe comprender que no será fácil salir de la situación en que se encuentra el país y dar un compás de espera a las nuevas autoridades. Como mínimo, esperar a que tomen posesión las nuevas autoridades antes de empezar de nuevo la “piñata” en las redes sociales. Echar a perder la oportunidad que se tiene para enderezar algunas de las más profundas “abolladuras” del sistema económico puede resultar más perjudicial de lo que se cree. La situación económica del país es de alto riesgo, lo que menos se necesita en estas circunstancias es profundizar aún más la crisis de confianza que ya existe. La falta de confianza generalizada sobre el futuro de la economía afecta a todos los guatemaltecos; recordando a Keynes, en situaciones en donde pareciera que son los “espíritus animales” los que dominan las decisiones de los agentes económicos, echar más leña al fuego puede resultar contraproducente para todos.