Escrito por: Verónica Spross
Guatemala, 15 de octubre del 2020
Recientemente el Instituto de Progreso Social presentó el estudio que da a conocer el impacto de la pandemia sobre el indicador que es su foco principal: el progreso social. Su análisis y recomendaciones ayudan a tomar decisiones enmarcadas en los escenarios que se perciben como más probables. Se señaló que la pandemia tendrá una duración de varios meses más, y podría extenderse hasta el segundo semestre de 2021.
El teletrabajo es la tendencia actual, hemos aprendido que no tenemos que estar en el mismo lugar al mismo tiempo, para trabajar juntos. Estamos entrando a la cuarta revolución industrial, es una serie de nuevas tecnologías a las que se les abre la puerta por la digitalización. Por ello, la formación y bienestar de las personas es clave para que se integren con éxito a esta nueva realidad.
En cuanto al impacto de la pandemia en el progreso social se observan desafíos. A nivel global se ha mejorado en infraestructura de tecnología. El mundo ha invertido más en educación. Los deterioros se observan en seguridad personal, derechos personales e inclusión. Chile, Uruguay y Costa Rica están en los niveles más altos de progreso social en Latinoamérica. Generarlo requiere de crecimiento económico y eficiencia. Por la crisis actual hay riesgo de retroceder 10 años.
Artavia enfatizó que no nos podemos dar el lujo de entrar a este mundo de cambios sin estar preparados. Para que el crecimiento económico impacte a toda la población se requiere formación adecuada para todos. Hay un rezago en la educación superior y no estamos haciendo los cambios en la formación técnica para que al incorporarse a la fuerza laboral puedan agregar valor.
Tenemos una posición de mucho rezago en el desarrollo de la niñez. La nutrición es un tema clave. Mujeres sin escolaridad todavía es un tema a priorizar. En acceso a información y comunicaciones, se ha mejorado. La categoría de suscripción a telefonía móvil tiene una buena calificación. Necesitamos fortalecer la secundaria, así como también al Intecap, para expandir sus programas y que logre capacitar a un porcentaje mayor de la población.
En conclusión, se requiere crecimiento económico para financiar el progreso social. Luego, una reforma educativa integral y mejorar el gobierno digital. Asimismo fortalecer la educación técnica y superior. Hay que romper el paradigma existente de la educación, para formar a los niños y jóvenes con competencias del siglo 21, con capacidad de emprender y pensamiento lógico. Finalmente, es clave reducir la corrupción y alcanzar mayores niveles de transparencia en el Gobierno.