14/08/2018

Diez años después de la crisis financiera

Con ciertas variantes, la misma historia se repitió a lo largo y ancho de los países desarrollados.

 

14 de agosto del 2018

 

Escrito por Hugo Maul R.

Mañana harán falta exactamente 30 días para que se cumplan diez años del fatídico anuncio de la quiebra de Lehman Brothers, ocurrida el 15 de septiembre de 2008, que simbólicamente marca el inicio de la crisis financiera global de 2008. Si bien la crisis financiera en EE.UU. había empezado desde 2007, este anuncio marca el inicio del pánico financiero que sacudió al mundo entero, desde Nueva York hasta Tokio, pasando por todas las economías desarrolladas, mercados emergentes y países de la periferia. Lo que originalmente quiso manejarse como un asunto enteramente limitado al mercado hipotecario estadunidense, prontamente alcanzó proporciones globales y terminó afectando al mercado bursátil y al sector productivo del mundo. En una rápida sucesión de hechos, varias de las instituciones financieras más grandes de Estados Unidos de América se vieron envueltos en graves problemas de solvencia y liquidez que obligaron a la Reserva Federal, el Congreso y el Tesoro de EE. UU. a salir al rescate del sistema financiero de ese país y, un poco más tarde, salir al rescate de empresas de gran tamaño que estaban a punto del colapso financiero.

Con ciertas variantes, la misma historia se repitió a lo largo y ancho de los países desarrollados y algunas de las principales economías emergentes. Países como Guatemala no pasaron de tratar de compensar el ‘shock’ externo negativo mediante políticas del “lado de la demanda”: aumento del déficit fiscal y relajamiento de las condiciones monetarias. Una vez superada la fase más grave de la crisis, un grupo importante de países del mundo emprendieron reformas estructurales de distinto tipo destinadas a fortalecer, entre otros muchos elementos el sector productivo de sus economías, lo que ha dado en llamarse el “lado de la oferta”: crecimiento económico, productividad, inversión, infraestructura, innovación, generación de empleo, etcétera. Mientras muchos de los países vecinos reaccionaron ante la crisis adoptando reformas estructurales para fortalecer sus sectores productivos, en Guatemala, para cualquier efecto práctico, durante los últimos diez años no ha sido posible poner en práctica ninguna reforma económica de mediano o gran calado capaz de sacar al país del marasmo económico que vive. Más allá de una controvertida reforma tributaria en 2012 y la adecuación del marco regulatorio del sector financiero, el país no ha puesto en práctica reforma económica estructura alguna destinada a mejorar las capacidades productivas, de generación de empleo y atracción de inversión del aparato productivo nacional, no se diga la adopción de una estrategia de desarrollo bien diseñada y con posibilidades reales de generar las condiciones económicas para hacer frente a los problemas sociales del país. Diez años perdidos en materia de reforma económica cualquier país lo resiente, Guatemala es el ejemplo de ello.

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