Escrito por: Hugo Maul Rivas
Guatemala, 12 de enero del 2021
Según trascendió ayer, consultado por los medios, el presidente Giammattei afirmó que “todas las medidas están sobre la mesa… desde no hacer nada hasta un cierre”. En promedio, si tal concepto aplicara para estos menesteres, podría decirse que todo apunta a que la situación siga como hasta este momento: cierto tipo de limitaciones a las actividades económicas y altas dosis de responsabilidad individual. Una combinación de medidas que, de ser observada a cabalidad por todos, debería permitir al país continuar por la senda de recuperación económica que viene experimentando desde hace algunos meses. Si bien no se ha recuperado del todo la actividad económica y tampoco se espera que lo haga completamente durante los primeros tres trimestres del año, la fórmula utilizada no ha resultado del todo mala, tampoco excepcionalmente buena. Ante el temido repunte de casos, que empieza ya a manifestarse en los datos diarios de contagios, es momento de tener mayor cuidado que nunca en el cumplimiento de los protocolos de bioseguridad y ejercer el mayor grado de responsabilidad individual en el relacionamiento con el prójimo. Un repunte en los contagios de dimensiones parecidas a lo que se está viendo alrededor del mundo no conviene a nadie, ni a quienes resulten víctimas de la enfermedad ni a los sectores económicos que no han logrado recuperar el terreno que perdieron el año pasado.
En este orden de ideas, mediante una llamativa e ingeniosa etiqueta, los empresarios dueños de restaurantes de la Ciudad de México anunciaron que abrirían sus puertas a pesar que esto no está permitido bajo el color rojo del semáforo de riesgo COVID-19 de aquel país. #AbrimosoMorimos reza la etiqueta utilizada en redes sociales para mostrar las implicaciones que tendría para este sector un nuevo cierre ante el repunte de contagios. Según estimaciones de este sector, solamente en la zona metropolitana del Valle de México han cerrado más de 13 mil restaurantes de forma definitiva a la fecha. Un nuevo cierre de duración prolongada podría tener efectos devastadores sobre aquellas operaciones que luchan todavía por seguir operando. Esta especie de desobediencia civil/llamado de auxilio constituye una importante señal de advertencia para todos en Guatemala. En la situación actual, no tomarse en serio las medidas de prevención equivale a jugar con fuego, sabiendo bien, cómo ocurrió la primera, la intensidad y extensión de las quemadas resultantes. Lo que sucede en estos mismos momentos en la Ciudad de México es un buen ejemplo de lo que, probablemente, todavía pueda evitarse en Guatemala si se redoblan los esfuerzos en materia de prevención de los contagios.