Guatemala, 3 de diciembre de 2020. El día de hoy se presentó una nueva propuesta para mejorar el sistema educativo en Guatemala, titulada ¡Pongámosle Turbo a la Educación! elaborada por la Fundación Proyecto de Vida en alianza con el Centro de Investigaciones Económicas Nacionales -CIEN-. Esta fue presentada por el consultor Luis Adolfo García, y comentada por el profesor Juan Pablo Paz, el doctor Álvaro Fortín de UNICEF y la ingeniera María del Carmen Aceña -exministra de educación-.
La educación en Guatemala tiene grandes desafíos en todos los sectores y niveles educativos. La cobertura sigue siendo baja y muchos jóvenes se encuentran fuera del sistema. En términos de calidad, hay deficiencias en el aprendizaje de la lectura y matemática alrededor de factores asociados al mismo (condiciones socioeconómicas, jóvenes que trabajan, repitencia, idioma materno y acceso a la tecnología). Sin embargo, es de notar que el financiamiento en educación ha crecido en los últimos años, pero en su mayoría se destina a gastos de funcionamiento. Frente a los cambios en la tecnología y las competencias del Siglo XXI, se presenta un gran reto.
Desde los años 70 y en especial desde los 90, las Tecnologías de la Información y la Comunicación han avanzado aceleradamente. En el mundo, aproximadamente 4.8 mil millones de personas tienen acceso a Internet (62% de la población total). Sin embargo, en países latinoamericanos este porcentaje es menor y en Guatemala se sitúa por debajo del 40%. En su educación pública, estos países han invertido en computadoras y conectividad. Se concluye que la tecnología por sí sola no aumenta los aprendizajes, pero influye en tener docentes capacitados y acceso a la información.
La emergencia causada por la pandemia del COVID-19 provocó que más de 190 países suspendieran clases presenciales en los centros educativos, afectando a más de 1,200 millones de estudiantes. Esto vino a evidenciar las carencias en tecnología, en la respuesta a la emergencia y el poco acceso a la educación remota, sobre todo en áreas con altos niveles de pobreza. Ahora, se ha acrecentado el riesgo de abandono escolar y los vacíos en la adquisición de habilidades y competencias, lo cual requiere acciones inmediatas y Guatemala no es la excepción.
Previo a la pandemia actual, se realizaron esfuerzos de parte del Ministerio de Educación por llevar tecnología a las aulas y capacitación docente, sobre todo en 2004 con las Escuelas Demostrativas del Futuro; en 2007 con Abriendo Futuro y en 2018 con la Estrategia 360 grados. En los mismos años y otros, se ha recibido también el apoyo en alianzas estratégicas con el sector privado y organismos nacionales e internacionales. A pesar de ello, estos esfuerzos han sido escasos y más aún, poco efectivos en lo referente a conectividad.
El conversatorio concluyó que la tecnología sigue su cauce y no se detendrá. El futuro de los niños, adolescentes y jóvenes está en juego y no se debe dar ni un paso atrás. Urgen políticas donde se propicie el desarrollo de las competencias, habilidades y destrezas de los estudiantes para el Siglo XXI, con el uso de la tecnología y conectividad. El docente debe ser un mentor donde el estudiante sea el protagonista de su propio aprendizaje y autonomía. La nueva propuesta se enfoca en un modelo educativo que permita a los estudiantes adquirir y desarrollar las habilidades para el porvenir. Es importante una intervención considerable de recursos en alianzas estratégicas en donde se forme y certifique a docentes en mentoría tecnológica; facilitación de contenidos digitales; equipamiento tecnológico y conectividad. Se busca una solución a largo plazo para transformar la educación en Guatemala.