Habría que considerar si no sería una mejor inversión mejorar las vías de comunicación terrestre.
29 de mayo del 2018
Escrito por: Hugo Maul R.
Muerto el chucho, se acaba la rabia. Los problemas que hoy afronta la Empresa Portuaria Nacional Santo Tomás de Castillo son la crónica de una crisis anunciada. La posibilidad que algunas de las principales líneas navieras que sirven estos puertos puedan suspender de manera definitiva sus operaciones en Guatemala es solamente la guinda de un pastel que tiene mucho tiempo en el horno. Si bien esta suspensión de servicios, en el corto plazo, acarrearía importantes contratiempos al sector exportador e importador del país, a largo plazo tendría el beneficioso efecto de forzar al sector exportador e importador, así como a las autoridades gubernamentales, a buscar soluciones alternas al problema que hoy tiene este y otros puertos. En el caso extremo que los intereses políticos y sindicales impidieran la reforma del modelo de operación actual de los puertos, es importante considerar que mejores vías de comunicación terrestre, desde autopistas y puentes, hasta trenes y más eficientes pasos fronterizos podrían ayudar a sustituir a los puertos nacionales por los puertos de países vecinos. Los anhelos nacionalistas y aspectos de seguridad, si bien pueden ser importantes, no justifican mantener onerosos esquemas operativos como el actual.
Para principiar, lo que hasta ahora ha sucedido echa por tierra cualquier idealización acerca del control estatal de las operaciones portuarias. El modelo actual ha resultado ser manifiestamente inefectivo, costoso y poco confiable, además de propiciar corrupción, abusos de autoridad y búsqueda de rentas por parte de quienes ejercen el control del mismo. Razones de sobra justificadas para considerar la adopción de otro modelo operativo que permita mayores niveles de eficiencia, costo-efectividad para los usuarios, así como niveles adecuados de inversión y mantenimiento de la infraestructura portuaria y esquemas de remuneración de los trabajadores en base a indicadores reales de productividad y desempeño. Antes de invertir cientos de millones de dólares en remozamiento de los puertos existentes, prorrogar dudosos contratos de servicios u otorgar cuestionadas concesiones, independientemente del modelo de operación que se escoja, habría que considerar si no sería una mejor inversión mejorar las vías de comunicación terrestre hacia Puerto Cortés, así como mejorar los pasos fronterizos y perfeccionar la unión aduanera con Honduras. En la medida que la infraestructura vial permitiera una conexión más rápida y efectiva con los puertos hondureños y salvadoreños, Guatemala podría ahorrarse el peso muerto que representa operar puertos bajo modelos operativos capturados por el clientelismo y los intereses políticos. Al final de cuentas, lo que necesitan los exportadores e importadores es eficiencia en los servicios portuarios y menores costos de operación, no necesariamente utilizar puertos nacionales para sus operaciones.