04/03/2021

Bicentenario: Luces y sombras

Escrito por: Verónica Spross

Guatemala, 04 de marzo del 2021

En 2021 estaremos celebrando el Bicentenario de la independencia de nuestro país. Se ha anunciado que se organizarán actividades y eventos culturales para esta conmemoración. Diversos analistas han comenzado a escribir sobre las luces y sombras del Bicentenario. Algunos comentan lo positivo de la conmemoración y otros señalan los múltiples problemas que padece Guatemala, como una excusa para no conmemorar el aniversario de los dos siglos de vida republicana.

Sabemos que hay luces y sombras, pero los problemas y deficiencias no deben ser motivo para dejar de celebrar el Bicentenario con sentido de ciudadanía. Entre las luces debemos reconocer la resiliencia de los guatemaltecos. Cuando sucedió el terremoto de 1976, ante tremenda desgracia, destacó la unidad, llevándonos a contribuir solidariamente a la reconstrucción bajo el lema “Guatemala está en pie”. Ahora, con la pandemia y las recientes tormentas de Eta y Iota volvió a aflorar el sentimiento de solidaridad buscando ayudar a los damnificados y a los más vulnerables.

Entre lo positivo debemos mencionar la capacidad de los chapines para salir adelante estén donde estén. El espíritu de laboriosidad ha llevado a muchos a emigrar y actualmente son quienes envían los miles de millones de remesas que están sosteniendo, en buena medida, la economía nacional. También contamos con exportadores innovadores, productores agrícolas eficaces, deportistas destacados, maestros dedicados, y eso debe ser motivo de sano reconocimiento.
La estabilidad macroeconómica ha sido un motivo de tranquilidad a lo largo del tiempo, y sus tasas de crecimiento económico. Sin embargo, este tema es un claroscuro, pues aunque dichas tasas no son tan negativas, han sido insuficientes para lograr una mejora significativa en el nivel de vida de los guatemaltecos. Debe aumentar el ahorro y la inversión privada para lograr más crecimiento económico y la creación de empleos de calidad para todos los guatemaltecos.

Entre las sombras podemos mencionar los índices de corrupción, que desde hace varias décadas nos asolan, así como las debilidades en el sistema de justicia. Es de mencionar como muy preocupante el fenómeno creciente del narcotráfico, con mayor impacto en algunas regiones del país y también la debilidad del sistema democrático y la carencia de partidos políticos con clara ideología y compromiso real con el desarrollo del país. Un colega columnista mencionaba que la debilidad institucional es de tal nivel que asemeja al quetzal enfermo cuasi moribundo.

Entre todo, podemos convenir que el Bicentenario es un buen motivo para reflexionar y dialogar hasta dónde hemos avanzado en 200 años de vida independiente, qué podemos hacer para avanzar más rápidamente en el crecimiento económico, cómo dar ese “salto cuántico” que permita contar con recursos para mejorar los indicadores de desarrollo humano, reducir la desnutrición y fortalecer la educación, por el bien de millones de niños y adolescentes que se merecen una oportunidad. Pero, sobre todo para hacer los cambios necesarios y urgentes en el sistema político, para garantizar legisladores, gobernantes y jueces probos, preparados y comprometidos con una Guatemala libre y próspera.

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