29/12/2020

2021: Un año de grandes desafíos

Escrito por: Hugo Maul Rivas

Guatemala, 29 de diciembre del 2020

El gobierno de Morales se caracterizó, entre otras cosas, por un marcado pesimismo acerca del futuro de la economía por parte de los agentes económicos; salvo por algunas cortas rachas de optimismo de cuando en cuando, desde mediados de 2016 la confianza en la evolución económica del país se ha mantenido la mayor parte del tiempo en la región negativa. A la ostensible mejora que mostrara el Índice de Confianza de la Actividad Económica del Banco de Guatemala entre octubre de 2019 y marzo de 2020 le siguió luego un dramático retroceso producto de la pandemia del COVID-19. Aunque en septiembre y octubre de este año el referido indicador mostró cierto repunte en dirección positiva, en noviembre experimentó un leve retroceso para volver a la región negativa del mismo. Durante los últimos seis años, desde enero de 2015 hasta noviembre de 2020, el referido indicador se ha situado en la región positiva solamente en 26 ocasiones de los 71 meses en cuestión, menos del 40 por ciento del tiempo. La economía guatemalteca, según las percepciones que recoge el indicador del Banco de Guatemala, se ha caracterizado los últimos años por unas expectativas poco halagüeñas, a pesar de la necesidad urgente de avanzar en la dirección contraria.

La llegada al poder del gobierno de turno trajo consigo, como se atestiguó hacia el final del año pasado y principios del 2020, una ostensible mejora de este sombrío panorama que, sin embargo, a causa de la pandemia, fue de corta duración. Ahora, de cara al 2021, en medio de la lucha contra el COVID-19, el ambiente económico sigue siendo incierto. Los avances que se han logrado gracias a la “reapertura” de la economía siguen siendo muy frágiles de cara a una segunda ola de contagios y las medidas que podrían llegar a tomarse dada la severidad de la misma. La situación sigue siendo muy complicada, aunque algunos sectores económicos estén experimentando alguna mejoría ostensible en relación a lo que vivieron a mediados de año. El 2021 trae consigo grandes retos y grandes oportunidades en materia económica que deberían ser abordadas de manera rápida, directa y convincente por parte de las autoridades. No obstante, aunque la temida segunda ola terminara difuminándose en el tiempo, los constantes episodios de conflictividad social, pérdida acelerada de la credibilidad en el liderazgo político del país y polarización extrema del debate nacional, por sí mismos, son factores suficientes para ensombrecer el futuro económico nacional. En tal estado de cosas, ahora más que nunca es importante tratar de construir acuerdos mínimos entre todos los actores que permitan echar a andar un paquete mínimo de medidas para minimizar el impacto económico de la pandemia y de los desastres naturales, así como para sentar las bases de un plan de reactivación económica de mediano y largo plazo.

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